marzo 26, 2018

Poesía


TIEMPO

Todavía recuerdo ese sábado por la mañana
cuando el bullicio de la gente y el calor me aplastaba.
Yo no veía nada más que prisas:
una cosa aquí, una cosa allá.
Un estar atento y sin descansar.

Entre la multitud, entendí qué era eso,
cuando se para el tiempo.
Vi por primera vez aquellos ojos,
esa mirada que hicieron que se detuviera todo.
Que al verla ella quedara al centro
y todo pareciera tan rápido
y a la vez tan lento.

Ahí vi el tiempo y entendí que existía,
cuando lo vi atento y me decía:
que no la deje ir ni un solo día.


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