enero 16, 2014

La serpiente devorando una águila


El pueblo va a juzgar al estado mexicano. Está cansado. Una tierra cálida donde la lluvia permeaba las esperanzas de la gente, se ha convertido en una arena caliente de luchadores donde las gotas de sangre, es lo único que riega esta tierra. Tierra tan caliente que se puede comparar con las mismísimas entrañas del Hades. Si el infierno existe: quizá México sea una de sus puertas.

Ahora que todo el mundo dice que vivimos en un mundo de cambios y de reformas, creo que es una excusa para disculpar los excesos, y así, poder justificar las malas decisiones de unos cuantos que afectan a todo un país. El pueblo piensa que esos cambios significan progreso, pero lo único que vemos, es que las cosas empeoran.

Estos nuevos tiempos, donde nos tranquilizan con esperanzas falsas y nos invitan a vivir épocas esperanzadoras: tiempos de cambio, tiempos mejores, tiempos de reformas. ¡Que afán tienen muchos por reformar! ¿No será mejor que nos reformemos todos, cada uno, para cumplir lo que nos está mandado?  Podremos tener las mejores leyes, una constitución como ninguna otra, pero si no tenemos los mejores ciudadanos, personas bien formadas, ¿qué es lo único que vamos a encontrar? Ciudadanos que corrompen autoridades, gente corriente intentando pasar por alto alguna ley, políticos en puestos que les quedan grandes, autoridades que deberían salvaguardar nuestra seguridad -que no han acabado ni la secundaria- y lo único que hacen es producir miedo e inseguridad a la población.

Es por eso que el gobierno no está interesado en apostarle a la educación. Quiere un pueblo que sea ignorante e inculto para que así, le sea más fácil de engañar. Un pueblo liquido con los ojos vendados; sin forma, ciego, moldeable. Quieren  ciudadanos preocupados por sobrevivir para que no se cuestionen lo que está pasando en realidad. Un pueblo fundido en los caprichos de los que nos gobiernan.

El gobierno necesita un caos general, para decir que están trabajando en ello y que se está construyendo un mejor futuro. Nos han educado a obedecer un sistema: a tener la cabeza mirando el suelo, sin levantar la mirada al cielo. ¿Y el que sueña con algo mejor? Nos han dicho que los sueños son tan imposibles y nuestros pies tan pegados al suelo, que vivimos tranquilos con saber que pisamos firme. Que la buena Ley es superior a todo hombre, pero hoy, ya no gobierna la Ley: gobiernan los hombres. Por eso México está cayendo.

Nuestra Patria no será del todo libre si no se reforma el gobierno, si no se dan cuenta de que la política no es un puesto para enriquecerse, si no para servir a los demás. Hoy en día, para un gobierno tiene más importancia el dinero, lo bienes, las riquezas, que la vida humana y mas que nada: la humana dignidad. Si esos “representantes” del pueblo toman decisiones con la educación que nos ha brindado el gobierno, estamos perdidos.


Es hora de darnos cuenta que las armas que podemos recibir nosotros, es la educación, la necesidad de aprender y buscar las respuestas a las preguntas que nos surjan, sin que alguien nos de las respuestas en bandeja de plata.


A menos que no nos reformemos nosotros mismos, nos guarda un terrible destino.



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