noviembre 22, 2013

Yo también estoy perdiendo


Gracias a mi trabajo, me he quedado sin trabajo. Estoy desempleado. Todo comenzó hace mucho tiempo, donde preferí dirigir mi propia y triste empresa, que servir en la mejor de todas; Bueno, eso dicen. Pienso contundentemente que todo lo que estás haciendo bien, está mal y todo lo que estás haciendo mal, me da gloria. Bueno, me daba gloria. Hasta ahora. Estos tiempos.

Antes, me divertía provocando a los hombres para que terminaran por actuar erróneamente. Antes, me sentía orgulloso del saber que todo el caos que existía, era mío y solo mío. Reía días, de hacer caer a un hombre de principios y jamás volverlo a ver levantarse. Que persona prefiera hacer el mal y se arrepienta por miedo a mí, era lo más delicioso que existía. Lo más hermoso de todo era que esta triste empresa, iba creciendo, me iban conociendo. Pero estos tiempos.

Hace mucho tiempo decidí mandar en mi propia empresa porque todos los demás, cual procesión, fueron encadenados hacia el mismo rumbo, con los mismos limites y ataduras. Yo no. Su servidor quería ser diferente. Todos como caudal, hacia una misma dirección entre las aguas del deber. Yo no, yo quería ser diferente. Fui golpeado y arrojado, pero fue lo que elegí. Decidí  lo que siempre quise. Hice tan bien mi trabajo, que se empezó a salir todo de control. Humanos que juegan a ser yo. Y eso, no lo elegí y no lo quiero. Yo quiero ser único y diferente. Estos tiempos…

Humanos que se empeñan día a día, en hacer el mal. Eso me empezó a quitar un poco de trabajo, porque ya no tenía que tentar a todos y a cada uno de ellos. Estos humanos, corrientes por su débil naturaleza y su total libertad, comenzaron a tentarse, llevándose entre ellos a la perdición, haciendo lo que yo les enseñé. Solo les di el primer empujón –tengo que aceptar lo demás, fue por ellos. Como una especie de bola de nieve pequeña, que al ser arrojada, rodando empieza a hacerse cada vez más grande. Pues yo solo la aventé, ellos hicieron todo lo demás. Hice tan bien mi labor que no encuentro persona de bien para hacerlo caer por mí mismo, como antes. Como aquellos tiempos donde todo comenzó. Porque ahora, ¿Contra quién lucho? ¿Contra quién peleo? ¿A quién tiento? Si mi trabajo, ya está hecho. Digamos en términos de humanos, que estoy viviendo de mis rentas; Ya no hago nada. Si, efectivamente, fue algo que yo empecé, pero hoy, ya no logro controlar el mal que se hacen las personas. Antes, a la gente le daba miedo el mal, me tenían miedo a mí. 

Hoy, se ha perdido esa abismal línea entre lo que empecé: el mal, y lo opuesto. En estos tiempos el humano ha pasado a un estado de limbo. Porque, ¿Cómo puedo hacer caer a una persona, que ya perdió la diferencia entre el mal y el bien? ¿Cómo puedo acercar a una persona al mal, si piensa que  es el lugar correcto a donde lo estoy llevando? Ya no es tan divertido. Estos humanos creen tener la verdad en sus actos y piensan que lo que hacen, es lo correcto. Así, perdiendo la verdadera realidad de las cosas, terminan creyendo que lo que está mal, está bien. Y a partir de ahí, mi trabajo empieza a ser menos intenso, menospreciado incluso, porque el humano -el triste humano- se encarga de terminar mi trabajo. ¿Y dónde quedo yo? Ya no piensan en el mal que están haciendo, ya no tienen miedo. Solo piensan en ellos, en sí mismos.

Estoy confundido, ya no sé si comenzar a hacer el bien y empezar a llevar a personas al camino del bien, para nuevamente, ser diferente a los demás. Enemigos míos que buscan el bien o actúan correctamente, se les señala y se les apunta con el dedo como si fueran malos, como si hicieran cosas malas, como si fueran yo. ¡No! ¡no! ¡no! Eso no lo puedo tolerar, ¡Jamás! Ahora resulta que está de moda hacer el mal y todo el mundo lo hace. Yo quiero ser diferente, ¡ah! estos tiempos.

Y a todos aquellos que luchen contra mí, no los culpo. Son dignos de pelea. Pero, ¡ay! de ustedes los indiferentes. Los que no están ni en un bando ni en otro. Porque estoy cansado. Es hora de dejar que decidan por ti, de estar a la deriva, abandonado. ¡Convenenciero! Ya nos hemos visto antes pero no te importo, ni me diriges la mirada, pero no te apures que el día que te vomiten desde allá arriba, serás mío.


El príncipe de las tinieblas,
 Lucifer

Entrada destacada

Almas en el limbo

“ ANTRO . Del lat. antrum, y este del gr. ἄ ντρον ántron. 1. m. Caverna, cueva, gruta. 2. m. Local, establecimiento, vivienda, etc., de...